Leccionario Dominical
Cristo el Rey
Último Domingo después de Pentecostés
Año A • Propio 29 • Semicontinuas
Ezequiel 34:11–16, 20–24
Salmo 100
Efesios 1:15–23
San Mateo 25:31–46
La Colecta
Dios omnipotente y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas en tu muy amado Hijo, el Rey de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Primera Lectura
Ezequiel 34:11–16, 20–24
Lectura del Libro de Ezequiel
«Yo, el Señor, digo: Yo mismo voy a encargarme del cuidado de mi rebaño. Como el pastor que se preocupa por sus ovejas cuando están dispersas, así me preocuparé yo de mis ovejas; las rescataré de los lugares por donde se dispersaron en un día oscuro y de tormenta. Las sacaré de los países extranjeros, las reuniré y las llevaré a su propia tierra. Las llevaré a comer a los montes de Israel, y por los arroyos, y por todos los lugares habitados del país. Las llevaré a comer los mejores pastos, en los pastizales de las altas montañas de Israel. Allí podrán descansar y comer los pastos más ricos. Yo mismo seré el pastor de mis ovejas, yo mismo las llevaré a descansar. Yo, el Señor, lo afirmo. Buscaré a las ovejas perdidas, traeré a las extraviadas, vendaré a las que tengan alguna pata rota, ayudaré a las débiles, y cuidaré a las gordas y fuertes. Yo las cuidaré como es debido. […]
»Por eso yo, el Señor, les digo: Voy a hacer justicia entre las ovejas gordas y las flacas. Ustedes han alejado a empujones a las débiles, las han atacado a cornadas y las han hecho huir. Pero yo voy a salvar a mis ovejas. No dejaré que las sigan robando. Voy a hacer justicia entre las ovejas. Voy a hacer que vuelva mi siervo David, y lo pondré como único pastor, y él las cuidará. Él será su pastor. Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su jefe. Yo, el Señor, he hablado.»
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
Salmo 100
Jubilate Deo
1 Regocíjense en el Señor, pueblos todos; *
sirvan al Señor con alegría;
vengan ante su presencia con cánticos.
2 Sepan que el Señor es Dios; *
él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.
3 Entren por sus puertas con acción de gracias,
en sus atrios con alabanza; *
denle gracias, y bendigan su Nombre;
4 Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia; *
su fidelidad perdura de generación en generación.
Segunda Lectura
Efesios 1:15–23
Lectura de la Carta de San Pablo a los Efesios
Por esto, como sé que ustedes tienen fe en el Señor Jesús y amor para con todo el pueblo santo, no dejo de dar gracias a Dios por ustedes, recordándolos en mis oraciones. Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, de quien ella recibe su plenitud, ya que Cristo es quien lleva todas las cosas a su plenitud.
Palabra del Señor.
Demos gracias a Dios.
El Evangelio
San Mateo 25:31–46
X
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El Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo
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¡Gloria a ti, Cristo Señor!
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Jesús dijo: —Cuando el Hijo del hombre venga, rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. La gente de todas las naciones se reunirá delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme.” Entonces los justos preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”
»Luego el Rey dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, los que merecieron la condenación; váyanse al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Pues tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; anduve como forastero, y no me dieron alojamiento; sin ropa, y no me la dieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no vinieron a visitarme.” Entonces ellos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?” El Rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicieron.” Ésos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
El Evangelio del Señor.
Te alabamos, Cristo Señor.